Mientras que Pitágoras afirmaba que el orden es el adorno más elegante de una casa, el famoso poeta Charles Baudelaire consideraba que el desorden debió haberse establecido, en su debido momento, como un derecho humano fundamental.
Lo cierto, es que existe una amplia variedad de posturas en relación a la importancia que pudiera tener, desde el punto de vista estético, el orden en una casa. Pero se debe tener claro que organizar la casa no es sólo cuestión de estética, sino que se trata de un asunto de salud física y emocional, de ejemplo que se debe dar a los niños, de respeto a nosotros mismos, de mejor utilización del tiempo y, siempre que no se aborde de manera patológica, de crecimiento personal.
¿Por qué se le da tanta importancia al orden?
Organizar la casa tiene un cierto valor intrínseco: es más fácil encontrar algo si todo está ordenado, por lo que el tiempo que dedicamos a la búsqueda de ciertos artículos se reduce de manera considerable, aspecto que al menos en teoría, debiera disminuirnos el estrés.
Y aunque existen diversas formas de ver las cosas, la mayoría de nosotros somos conscientes de la agradable sensación de bienestar que produce una casa bien ordenada. Es por eso, que andamos en la búsqueda frecuente de consejos para ordenar nuestro hogar.
Ese orden del que hablamos, es un valor que se aprende en el hogar y nos ha de acompañar durante toda la vida. Aunque existen muchas personas que son ordenadas por naturaleza, para la mayoría, el orden es un valor que debe ser adquirido. Pero, independientemente de su origen, se ha demostrado que ser ordenado contribuye, de manera significativa, al logro del éxito en distintas facetas de la vida.
En eso de ordenar: El hábito es la clave
Tanto el orden como el desorden, de acuerdo con los especialistas, son conductas aprendidas, sobre todo a través de la imitación. De allí que, como cualquier otro rasgo de conducta que implique disciplina, la educación y la perseverancia son el único modo de alcanzarla.
El aspecto reseñado en el párrafo anterior, implica que, si queremos llegar a ser ordenados, lo primero que debemos hacer, es desarrollar el hábito del orden. De nada sirve que duremos algunas semanas realizando labores de organización en nuestra casa, si al poco tiempo estamos dejando tiradas las cosas en cualquier parte. Ese hecho, precisamente, es lo que genera desmotivación y cansancio, pues las personas tienen la sensación de que organizar no vale la pena, ya que el esfuerzo es muy grande, mientras que los beneficios (el espacio organizado) parecen durar muy poco.
En cambio, si el orden se convierte en un hábito en cada uno de los miembros de la familia, poner las cosas en orden no sólo va a resultar fácil, sino que no va a ser considerado un sacrificio. De allí, precisamente, que lo primero que debemos hacer para mantener nuestra casa en orden, es cambiar de actitud, personal y familiar, ante lo que significa organizar. De nada sirven los consejos para ordenar, si estos no comienzan a formar parte de nuestras rutinas.
Al momento de poner las cosas en orden en casa: ¿Por dónde empezar?
Además de desarrollar el hábito del orden, un elemento imprescindible para que la organización de los espacios de nuestra casa pueda considerarse exitosa, es realizar una adecuada planificación. Y lo más importante dentro de esa actividad, es establecer metas claras acerca de lo que realmente se pretende lograr.
Debemos tener claro, que el objetivo de ordenar la casa es muy diferente cuando somos personas extremadamente organizadas que cuando somos más tolerantes al desorden. Por lo tanto, una tarea que debemos hacer, es sincerarnos con nosotros mismos: si uno es consciente de que es desordenado, un objetivo claro y alcanzable, pudiera ser intentar mantener el desorden a raya. Pero difícilmente podremos pasar de allí, hasta no cambiar nuestros hábitos.
Dentro de este escenario, los especialistas señalan que hay dos elementos que explican la dificultad de tener ordenada nuestra casa.
- Se trata, por un lado, de la dificultad de desprendernos de algunos objetos, que parecen anclarnos al pasado y que origina la acumulación de cosas materiales.
- Y, por el otro, de la tendencia a postergar gran parte de nuestras acciones, lo que para efectos de este artículo se traduce en dejar las tareas para después.
De esa forma, vamos acumulando objetos y dejando el orden para más tarde. Así, al pasar el tiempo, tenemos una tarea titánica por resolver. Eso cambiaría, si el trabajo relacionado con el orden se convirtiera en un conjunto pequeño de tareas sucesivas, frecuentes y de poca magnitud.
Una vez logrado el orden: ¿cómo mantenerlo?
Tomando en cuenta los aspectos reseñados en párrafos anteriores, todo proceso de ordenamiento de nuestro hogar, debe comenzar por deshacernos de los objetos que no nos resultan útiles, liberándonos de las cosas que no se necesitan.
De igual forma, es importante asignarle a cada uno de los objetos en el hogar, un lugar específico, que debe permanecer inalterado. Este aspecto se traduce, en la disposición de gavetas, cajas o espacios para cada cosa, haciéndola, en la medida de lo posible, visible. Eso evita que los objetos permanezcan ocultos y ocurra que no los utilicemos, simplemente porque hemos olvidado que los tenemos.
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